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Pasajeros en Tránsito
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Mitos de Cthulu: Criaturas y Entidades

Mitos de Cthulu: Criaturas y Entidades

fuente: http://www.fortunecity.es/imaginario/fantasmas/284/Lovecraft/criaturas.html
Abhoth, hijos de

Eran seres a modo de brazos o piernas sin cuerpo que se agitaban en el lodo, cabezas que rodaban o barrigas flotantes provistas de aletas de pez; y todo tipo de objetos deformes y monstruosos que crecían en tamaño conforme se alejaban de las proximidades de Abhoth. Y los que no conseguían nadar rapidamente hasta la orilla cuando caían en la charca de Abhoth eran devorados por bocas que se abrían en la masa paterna.

Las siete obligaciones
Clark Ashton Smith


Abismo verde, semilla del

Parecía ondular, variando a cada segundo, alzándose gelatinosamente hasta una altura de casi 3 metros y entonces reduciéndose, hinchándose y esparciendo tentáculos legamosos hacia adelante. Toda la gomosa superficie exterior estaba impregnada de un asqueroso icor, una pegajosidad alquitranada que parecía segregada a partir de monstruosos poros que parecín de cuero. Creo que era este légamo azulado el que emitía el olor rancio que se hací más irresistible a cada momento y con cada pocos centímetros que avanzaba arrastrándose... En el centro aproximado de esta masa pútrida de color negro azulada, un agujero crudo y tembloroso, que aprecía una boca rudimentaria, aspiraba y espiraba con un ritmo obsceno. Era desde esta abertura en la piel reptiliana y reticular de la que emanaba el cántico, empalagoso y ahogado por las mucosidades, de Yoth-Kala. En realidad no tenía rostro, sino que, casi 30 centímetros por encima de la boca en forma de herida, había un solo tentáculo serpentiforme que se agitaba de un lado a otro, sintiendo más que viendo, y parecido a algún tipo de periscopio hecho de carne y procedente del Infierno.

El engendro del abismo verde
C. Hall Thompson


Adumbrali

Había cosas en el abismo, dijo en tonos hoscos, grandes fomras que parecían burbujas de negritud absoluta, pero que él sabí que estaban vivas. De las masas centrales de sus seres podrí verles lanzar tentáculos filamentosos, increíblemente largos. Se movían hacia adelante y hacia atrás horizontalmente, pero al parecer no podían moverse verticalmente. No eran, pensó, sino sombras vivientes.

El Abismo
Robert A. Lowndes


Aihais

La figura, de casi tres metros de altura, era más de un metro más alta que el Aihai medio, pero presentaba la configuración familiar de pecho masivamente protuberante y miembros huesudos de múltiples articulaciones. La cabeza estaba provista de orejas grandes y fosas nasales profundas, que se expandían y contraían visiblemente en el crepúsculo. Los ojos estaban hundidos en órbitas profundas, y eran enteramente invisibles, excepto por brillos rojizos y minúsculos que parecían estar suspendidos en las cuencas de una calavera. Según las costumbres nativas, este extraño personaje iba completamente desnudo; pero una especie de collar alrededor del cuello -un alambre plano de plata de curiosamente trabajada- indicaba que era el servidor de algún noble.

Vulthoom
Clark Ashton Smith


Ángeles descarnados de la noche

Seres negros, groseros y chocantes con superficies lisas y aceitosas como la piel de una ballena, unos desagradables cuernos que se curvaban hacia sí, alas de murciélago que no hacín ruido al batir, unas feas patas prensiles, y colas con lengüetas que daban latigazos inquietantemente y sin necesidad. Y lo peor de todo es que nunca pronunciaron palabra o soltaron una carcajada, ni sonrieron siquiera, porque no tenían caras con las que poder hacerlo, sino un sugerente vacío en su lugar. Todo lo que se limitaban a hacer era agarrar, volar y cosquillear; así eran los ángeles descarnados de la noche.

La onírica búsqueda de la desconocida Kadath
H. P. Lovecraft


Antiguos

Parecían una especie de barril con protuberancias nerviosas y unos delgados brazos horizontales que radiaban desde un anillo central, y otras protuberancias o bulbos verticales que se proyectaban desde la cabeza y la base del barril. Cada uno de estos bulbos era el eje de otros cinco brazos largos, planos y triangulares dispuestos alrededor de éste a modo de los de una estrella de mar.

Los sueños de la casa de la bruja
H. P. Lovecraft
Para una descripción más amplia ver también ¨En las montañas de la locura¨


Arañas de Leng

Había escenas de antiguas batallas, donde los habitantes medio humanos de Leng combatían contra las hinchadas arañas púrpura de los valles vecinos.

La onírica búsqueda de la desconocida Kadath
H. P. Lovecraft


Arcaicos, hijastros de los

La masa brillaba como si hubiera sido despelleada; a la tenue luz parecía de un color rosa pálido y eztrañamente inestable... Por un momento vio la enorme cabeza, un bulbo hinchado que, aunque teñido de blanco por la luz de la luna, le recordaba una masa extraída de un cadáver. La bultada y brillante frente estaba casi limpia excepto por unas pocas mechas que se movían sin descanso sobre ella, sin duda matas de pelo, aunque parecían como cuerdas de carne lída... Antes de que pudeira ver el resto de la figura, una forma vaga a modo de saco gigantesco, las sombras inundaron el claro. Mientras esto ocurría, pensó haber visto el rostro de su madre absorbido en la cabeza como si estuviera dentro de un remolino de carne. ¿Flotaron de nuevo sus rasgos hacia la superficie, recolocados? ¿Había otros rasgos más gruesos junto a los mismo? En la oscuridad no podía estar seguro de nada.

The Face at Pine Dunes
Ramsey Campbell


Bestias lunares

Enormes y resbaladizos seres de color gris blanquecino que podían expandirse y contraerse a voluntad, cuya forma principal -aunque cambiase a menudo- era la de una especie de sapo sin ojos, pero con una curiosa masa de tentaculillos rosados en el extremo de sus morro, chatos y poco definidos.

La onírica búsqueda de la desconocida Kadath
H. P. Lovecraft


Buscadores

Pero más terribles que estos son los buscadores, a quienes envían a otros mundos y dimensiones, seres de increíble poder que ellos mismos han creado y disfrazado en la froma de aquellos que viven en cualquier dimensión o en cualquier mundo al que han de enviarse dichos buscadores.

El abismo
Robert A. Lowndes


Byakhee

Allí aleteaba rítmicamente una horda de seres híbridos dóciles y entrenados [...] no del todo cuervos, ni topos, ni buitres, ni hormigas, ni seres humanos descompuestos, sino algo que no puedo, ni debo, recordar.

El ceremonial
H. P. Lovecraft


Cazadores espectrales

Cada criatura monstruosa marca la protentosa mirada / Cae, se desvanece, ¡desaparece en el aire!

Psychopompos
H. P. Lovecraft


Chaugnar Faugn, hermanos mayores de

Sus hermos, que bajarán de las montañas hambrientos de éxtasis cuando él les llame. Chaugnar y sus hermanos conversan meidante la transferencia mental.

El horror de las colinas
Frank Belknap Long


Chaugnar Faugn, hermanos menores de

Sus brazos como cuerdas descendían para chupar / Alimentándose oscuramente de las profundidades / De estanques de lava en un cono / Que birlla mientras Chaugnar duerme.

Cuando Chaugnar despierte
Frank Belknap Long


Colores de fuera del espacio

La columna de fosforescenciadel pozo (trajo) una sensación de fatalidad y anormalidad que de sobra se adelantó a cualquier otra imagen que sus mentes conscientes pudieron haberse formado. No resplandeció más, sino que brotó, y a medida que abandonaba el pozo la onda informe de color indefinido pareceia que fluyera directamente hacia el cielo.

El color de fuera del espacio
H. P. Lovecraft


Criaturas fractales

Las joas muertas corren con giros extraños y fantásticos / Y el humo de la chimenea gira con extraña habilidad / Adoptando geometrías del espacio exterior / Mientras Fomalhaut mira a través de las nieblas que van hacia el Sur.

Los hongos de Yuggoth
H. P. Lovecraft
Cthonians

Tentáculos fluidos y una especie de saco alargado, pulposo y negro grisáceo por cuerpo [...] sin otros rasgos distinguibles que los tentáculos que se alargaban y tanteaban. O quizá había -sí- un ensanchamiento en la parte anterior del ser [...] ¡un receptáculo para cosas tales como el cerebro, los ganglios o cualquier otro órgano enfermizo que gobernase la aborrecible vida de aquel horror!

Los que acechan en el abismo
Brian Lumley


Cthulhu, siervos de

Se dio prisa entonces en ponerse en pie y apartarse del ser que ahora estaba tendido en el suelo cubierto de serrín, perdiendo la vida por momentos entre temblores, el ser que había sido su hermano, que ahora, donde había estado la coronilla, tenía una especie de gorra de gusanos blancos del grosor de un dedo, que se agitaban, como una montruosa anémona marina succionando vampíricamente el cerebro aún vivo.

The fairground horror
Bryan Lumley


Dagón e Hidra

Enorme cual Polifemo, y aborrecible, saltó como un gran mosntruo de pesadilla hacia el monolito, alrededor del cual tendió sus gigantescos brazos cubiertos de escamas.

Dagón
H. P. Lovecraft


Desh

Dicho panel, que estaba hecho en parte de un tipo de material que pertenecía a otro universo distinto del hombre, poseía propiedades radiactivas poco comunes, que eran capaces de alearlo con una dimensión superior del espacio.

La puerta a Saturno
Clark Ashton Smith


Devoradores del espacio

Se alzaba de suelo a techo, y emitía una luz cegadora... en el centro de la habitación, entre el suelo y el techo, las páginas giraban y la luz ardía a través de las hojas, y descendiendo en haces espirales entró en el cerebro de mi pobre amigo. En su cabeza, la luz penetraba en una corriente continua y por encima, el Amo de la luz se movía con un lento ondular de toda su masa.

Los devoradores del espacio
Frank Belnap Long


Dholes

Bajo él la tierra hervía de gigantescos Dholes, e incluso mientras miraba, uno se alzó varias decenas de metros y puso a su altura un extremo blanquecino y viscoso.

A través de la puerta de la llave de plata
H. P. Lovecraft y E. Hoffman Price


Dios verde, hijos del

Entonces ví que uno de los miembros de la horda era Crawley, y empecé a dsitinguir rostros menos fáciles de pasar por humanos que el suyo, con grandes ojos que sobresalían en la escasa luz, y dientes bestiales que brillaban en bocas deformes.

El horror bajo Warrendown
Ramsey Campbell


Esfinge negra

Era algo muy potente... algo amarillento y peludo, provisto de una especie de movimiento nervioso. era tan largo, quizá, como un hipopotamo de buen tamaño, pero de forma muy curiosa. Parecía no tener cuello pero sí cinco cabezas peludas y diferentes, que salían en fila de un tronco aproximadamente cilíndrico; la primera muy pequeña, la segunda de buen tamaño, la tercera y cuarta iguales y las más grandes de todas, y la quinta más bien pequeña, aunque no tanto como la primera. De estas cabezas salían unos curiosos tentáculos rígidos que se alimentaban, hambrientos, de las excesivamente gradnes cantidades de comida inmencionable colocada ante la abertura.

Enterrado con los faraones
H. P. Lovecraft y Harry Houdini
Lo que se describe en la cita es una de las garras de la esfinge, que es lo único que se deja ver de esta.


Esfinge, hijos de la

No miraría a los seres qye camibana. Esa fue mi desesperada resolución, que tomé al oir sus articulaciones crujientes y su aliento nitroso silbando sobre la música muerta y el muerto caminar. Afortunadamente no hablaron... ¡pero Dios mío! Sus antorchas empezaron a lanzar sombras alocadamente sobre la superficie de las espléndidas columnas. Los hipopótamos no deberían tener manos humanas y llevar antorchas... y los hombres no deberían tener cabeza de cocodrilo.

Enterrado con los faraones
H. P. Lovecraft y Harry Houdini


Fthagghua

Cuando lo vieron, un cometa que aparecía desde el este a toda velocidad, brillante, de un color rojo zaulado, y extraño, con una especie de halo o corona, y su cola abriéndose detrás en una vasta curva... El siniestro ser se colocó muy por encima de su víctima, se contrajo y como un rayo se lanzó hacia abajo para lanzar aros de fuego viviente alrededor [de su víctima].

Los vampiros de fuego
Donald Wandrei


Ghasts

Seres repulsivos que morían a la luz del sol [...] y saltaban sobre largas patas traseras [...] dos ojos de color rojo amarillento [...] en efecto, los ghast tenían un magnífico sentido del olfato [...] algo con el tamaño de un caballo pequeño saltó en medio del gris crepúsculo, y Carter se puso enfermo al ver el aspecto de aquella tosca y malsana bestia, cuyo semblante resultaba curiosamente humano a pesar de la ausencia de nariz, frente y otras características [...] Hablaron emitiendo una especie de toses guturales.

La onírica búsqueda de la desconocida Kadath
H. P. Lovecraft


Glaaki, sirvientes de

¡Una mano apareció tanteando para hacer palanca! [...] la mano de un cadáver, exangüe y esquelética, y con unas uñas imposiblemente largas y agrietadas.

El habitante del lago
Ramsey Campbell


Gnomos de Goastwood

Los ojos eran globos de color girs colocados en hendiduras; la nariz era ganchuda como la de las brujas de los libros que había ojeado en su infancia; la boca estana abierta, revelando dientes puntiagudos.

Hecho en Goastwood
Ramsey Campbell


Gnoph-keh

Gnoph-keh, los peludos seres mitológicos de los hielos de Groenlandia, que a veces caminaban sobre dos patas, a veces sobre cuatro y a veces sobre seis.

Horror en el museo
H. P. Lovecraft y Hazel Heald


Gran Raza de Yith

Enormes conos irisdecentes de unos tres metros de alto por tres de ancho en la base, formados por una materia arrugada, escamosa y semirrígida. Desde su cumbre se proyectaban cuatro miembros flexibles y cilíndricos, cada uno de ellos de unos 30 centímetros de ancho, y de una sustancia similar a la de los propios conos. Estas extremidades se contraían a veces hasta casi desaparecer, y a veces se extendían hasta una distancia de unos 3 metros. Al final de dos de ellos había enormes garras o pinzas. En el extremo del tercero había cuatro apendices rojos a modo de embudo. El cuarto tenía al final un amarillento globo irregular de unos 60 centímetros de diámetro con tres grandes ojos oscuros distribuidos alrededor de su circunferencia central [...] Sobre esta cabeza había cuatro delgados tallos grisáceos dotados de apéndices que recordaban en su forma a las flores, mientras que de la parte inferior de la misma colgaban ocho antenas o tentáculos verdosos. La gran base del cono central estaba envuelta en una sustancia gris y gomosa que posibilitaba la locomoción de la criatura por medio de expnasiones y contracciones.

En la noche de los tiempos
H. P. Lovecraft


Gran Raza (futura)

La resistente especie de coleópteros que inmediatamente sucederá a la humanidad, a la que algún día transferirá la Gran Razas sus mejores mentes en masa al enfrentarse al peligro...

En la noche de los tiempos
H. P. Lovecraft


Gugs

Era una zarpa de 75 centímetros de ancho, equipada con unas formidables garras. Tras esto llegó una zarpa más, y tras aquella un gran brazo de negro pelaje al que ambas garras estaban unidas por medio de cortos antebrazos. Después pudieron verse dos ojos rosados, y salió a la vista la cabeza, grande como un barril del centinela gug que acababa de despertar. Los ojos sobresalían unos cinco centímetros a cada lado ensombrecidos por protuberancias óseas cubiertas de pelos gruesos. Pero aquella cabeza resultaba terrible sobre todo por su boca de dientes amarillentos que iba de arriba abajo y se abría en sentido vertical en lugar de horizontal.

La onírica búsqueda de la desconocida Kadath
H. P. Lovecraft


Gules

Aquellas figuras resultaban completamente humanas en muy pocas ocasiones, si bien solían aproximarse a la humanidad en grado diverso. Muchos de sus cuerpos, además de ser prácticamente bípedos, tenían cierta inclinación hacia delante y unos rasgos vagamente caninos. La textura de la mayor parte de ellos era algún tipo de desagradable gomosidad.

El modelo de Pickman
H. P. Lovecraft


Gusano que camina, el

Donde se encuentra solitario en un horrible estado / un espíritu muerto y desolado; / un espíritu antiguo e impío, / gravado por una terrible melancolía.

Tha Nigmare Lake
H. P. Lovecraft



Habitantes de la arena

Un habitante de la arena surgió entonces de una de las cuevas -de áspera piel, grandes ojos y grandes orejas, con un horrible y distorsionado parecido facial con el koala, aunque su cuerpo tenía un aspecto demacrado. Se dirigió hacia mí arrastrando los pies, evidentemente enfadado.

La ventana en la buhardilla
H. P. Loveraft y August Derleth


Hastur, semilla de

Entre las Híadas / llegamos por fin a ese desolado y mítico mundo / prohibído a los hombres y aborrecido por los dioses, / Carcosa, donde reina el gran Hastur.

Dreams from R´lyeh
Lin Carter


Hiperbóreos

El hombre era un extraño; posiblemente un mercader viajero de los reinos lejano, pensó el usurero, o bien un extraño de ocupación más dudosa. Sus ojos estrechos e inclinados, de color verde berilo, su baraba azulada y descuidad y el basto corte de sus vestiduras eran prueba suficiente de su linaje.

The Weird of Avoosl Wuthoqquan
Clark Ashton Smith


Hombres serpiente

Caminaban erguidos ágil y sinuosamente sobre miembros anteriores a los de los mamíferos, curvando sus cuerpos sin pelo con gran flexibilidad. Pudo escucharse una fórmula siseada en voz alta mientras estos iban y venían.

Las siete obligaciones
Clark Ashton Smith


Hombres serpiente degenerados

Erguido no podía medir más de 1´50 m. Su cuerpo era delgado y deforme, y su cabeza desproporcionadamente grande. Cabellos lacios y serpentinos caían sobre un rostro inhumanamente cuadrado, de labios fláccidos y retorcidos que dejaban ver colmillos amarillentos, aletas nasales planas y grandes ojos rasgados y amarillos. Supe que la criatura debía ser capaz de ver en la oscuridad igual que un gato. Siglos de acechar en oscuras cavernas habían proporcionado a la raza atributos terribles e inhumanos. Pero el rasgo más repelente era su piel: escamosa, amarilla y moteada, como la piel de una serpiente. Un taparrabos hecho a partir de una piel de serpiente le cubría la ingle y sus manos con garras aferraban una corta lanza de piedra y un martillo de aspecto siniestro hecho con pedernal afilado.

People of the Dark
Robert E. Howard


Horrendos cazadores

Y en el aire en derredor había unas criaturas viperinas con cabezas curiosamente distorsionadas y apéndices con garras grotescamente grandes, que se sostenían con facilidad con ayuda de unas alas negras y gomosas de monstruosas dimensiones.

El que acecha en el umbral
H. P. Lovecraft y August Derleth


L´gy´hx, habitantes de

La raza nativa de seres metálicos de muchas patas y forma cuboide no era abiertamente hostil.

Los insectos de Shaggai
Ramsey Campbell


Lloigor

Los invisibles llegados de las estrellas. Estos -dijo- eran, definitivamente, alienígenas en nuestro planeta, y el primero de entre ellos era aquel que llamaban Ghatanothoa, el oscuro. En ocasiones tomaban formas corpóreas, como la de aquel monstruo de la tablilla -que era una representación de Ghatanothoa- pero en estado natural existían como auténticos vórtices de poder.

El regreso de los Lloigor
Colin Wilson


M´bwa

Un anciano negro horriblemente arrugado, con un rostro tan palido como la tierra gris y una mirada ausente en sus ojos... se me echó encima veloz como el viento. Estaba frío, sus ojos estaban muertos como los de un cadáver... no hizo ningún sonido, ni una luz de vida o inteligencia brilló en sus ojos muertos, se movía como la muerte viviente, sin alma, tieso y su carne era como el hielo pero su fiuerza era terrorífica.

Los hombres árbol de M´bwa
Donald Wandrei


Marcianos

Una masa grande, gris y redondeada, del tamaño quizás de un oso... elevándose lenta y dolorosamente del interior del cilindro. Conforme iba saliendo a la luz, brillaba como el cuero húmedo. [La criatura tenía] dos ojos grandes y de color oscuro [y su cabeza] era redondeada y tenía lo que podríamos llamar una cara. Había una boca bajo los ojos, el borde sin labios de la cual temblaba, jadeaba y dejaba caer saliva. La criatura en su totalidad jadeaba y pulsaba de forma convulsiva. Mostraba también [algunos] apéndices tentaculares, [una] boca en forma de «V» [y una] piel fungoide de color marrón aceitoso.

La guerra de los mundos
H. G. Wells


Martense, prole de los

Criaturas enanas, diablos o monos peludos y deformes, caricaturas monstruosas y diabólicas de la tribu de los monos.

The lurking fear
H. P. Lovecraft


Millón de favorecidos

Nyarlathotep, gran mensajero, portador de extraña alegría a Yuggoth a través del vacío, padre del Millón de favorecidos.

El susurrador en la oscuridad
H. P. Lovecraft


Mi-go, los hongos de Yuggoth

Eran unos seres rosados de 1,5 metros de largo; con cuerpos de crustáceo dotados de grandes aletas dorsales o alas membranosas y varios juegos de patas articuladas, y con una especie de elipse enroscado cubierto de multitud de pequeñas antenas en el lugar en donde normalmente hubiera estado situada la cabeza. [...] Unas veces caminaban sobre todas sus patas y otras solamente sobre el par de más atrás.

El susurrador en la oscuridad
H. P. Lovecraft


Miri Nigri

[Chaugnar Faugn] contruyó a partir de la carne de los sapos una raza de pequeñas formas oscuras para que le sirvieran. En su contorno corporal estas formas se parecían a los hombres, pero eran incapaces de hablar y sus pensamientos eran los de Chaugnar Faugn.

El Horror de las Colinas
Frank Belknap Long


Moradores de las profundidades

El ser poseía ocho apéndices principales a modo de brazos que sobresalían de un cuerpo elíptico, seis de los cuales acababan en protuberancias parecidas a aletas y los otros dos eran tentaculares. Cuatro patas palmeadas se encontraban en la parte inferior del cuerpo y podían utilizarlas para caminar erguido. Las otras dos estaban cerca de la cabeza y podía usarlas para camianr cerca del suelo. La cabeza estaba unida directamente al cuerpo; era oval y carecía de ojos. En lugar de estos, habí un abominable órgano circular en forma de esponja, más o menos hacia el centro, sobre el que crecí algo horriblemente aprecido a una telaraña. Debajo se encontraba una abertura bucal que se extendía por lo menos hasta la mitad de la circunferencia de la cabeza, bordeada a cada lado por un apéndice tentacular con una punta cóncava, obviamente utilizada para llevar comida a la boca... El esbozo y la ilustración del Necronomicón no lo habían reproducido todo; no mostraban la transparencia de la piel semigelatinosa, revelando los órganos móviles bajo la piel. Tampoco habían mostrado el órgano globular por encima del cerebro... y al abrirse la boca cuando movieron el cuerpo vio que el ser no tení dientes sino seis filas de potentes tentáculos entrelazados a través de la abertura de la garganta.

The Horror from the Bridge
Ramsey Campbell


Nioth-Korgai

Dentro, colgaban inmensas esferas apagadas. En la luz fosforescente parecían pulpos de color negro... a la luz del rayo cegador, pude ver que no eran negros sino naranja. Más cerca, parecía menos un pulpo y más un amasijo de zarcillos fungoides que se juntaban en un extremo.

The Spaces Vampires
Colin Wilson


Ny´ghan Grii

Al principio tuve la impresión de que era un globo, extrañamente aplanado en sus partes superior e inferios y cubierto con lo que pensé al principio que eran pelos muy largos y sinuosos en algunas partes. Después vísus apéndices, finos tentáculos. En la rugosa superficie superior del ser habí un gran ojo facetado y debajo de este un orificio que correspondía quizá a una boca... Una bola brillante y escamosa cubierta de tentáculos serpentiformes agitados, una piel color marfil translúcida, leprosa y horrible, un ojo facetado que aguantaba la fría mirada de la Serpiente de Midgard.

The Invaders
Henry Kuttner


Nyoghta, semilla de

Los hombres le conocían como El que habita en la oscuridad, un hermano de los Arcaicos llamado Nyoghta, Aquel que no debería existir.

The Salem Horror
Henry Kuttner


Perros de Tíndalos

¡Son flacos y sedientos! -gritó. [...] Todo el mal del universo se hallaba concentrado en sus flacos y hambrientos cuerpos. ¿Pero tenían cuerpos? Los vi sólo durante unos minutos y no puedo asegurarlo.

Los perros de Tíndalos
Frank Belknap Long


Plantas infernales

Tras de mí los árboles y los seres que podían haberse ocultado en ellos parecían radiar una amenaza infinita. Yo sabía eso sin tener que darme la vuelta a mirarlos, puesto que cuanto más me acostumbraba a la escena menos y menos dependía de los sentidos que en algún tiempo habían sido mi único recurso. Sabía que el verde y escamoso bosque me odiaba.

The Green Meadow
H. P. Lovecraft y Elizabeth Neville Berkeley


Pólipos volantes

Una raza horrible y antigua de seres parecidos a los pólipos, y por completo alienígenas [...] Eran materiales sólo en parte y tenín el poder del movimiento aéreo, a pesar de la ausencia de alas [...] Evidencias de una plasticidad monstruosa y de lapsos temporales de visibilidad [...] También parecía asociarse a ellos ciertos silbidos singulares, así como unas huellas colosales formadas por cinco marcas de dedos.

En la noche de los tiempos
H. P. Lovecraft


Posesores Innombrables

Y ciertamente vimos al ser que vino gritándonos desde las ruinas que se hundín detrás, una caricatura distorsionada de un ser humano, con los ojos hundidos hasta la invisibilidad en gruesas masas de piel escamosa, el ser que agitaba sus brazos fláccidos ante nosotros como los apéndices de un pulpo.

The Return of Hastur
August Derleth


Profundos

Creo que el color que predominaba en ellos era el gris verdoso, aunque sus panzas eran blancas. La mayor parte de su cuerpo tenía un aspecto brillante y resbaladizo, pero sus espinazos eran escamosos. Su figura era vagamente antropoide, mientras que sus cabezas eran como las de los peces, con unos ojos sorprendentemente saltones que jamás parpadeaban. En los lados de su cuello había unas branquias palpitantes, y sus lrgas manos estaban palmeadas. Caminaban a saltos de forma irregular, a veces con sus patas posteriores, y a veces a cuatro patas [...] su croar, su aullante voz [...] tenía todos los siniestros tonos expresivos de los que carecían sus rostros.

La sombra sobre Innsmouth
H. P. Lovecraft


Profundos, híbridos de

Era un hombre delgado y cargado de espaldas, no más alto de 1,80 m... su edad era quiá unos 35 años, pero las extrañas y profundas arrugas que tenía a ambos lados de su cuello le hacían parecer mayor si uno no se fijaba en su rsotro carente de expresión. Tenía la cabeza estrecha, ojos abultados y saltones de color azul acuoso, que parecían no parpadear nunca; una nariz plana, la frente y la barbilla prognatas, y orejas singularmente poco desarrolladas. Sus labios largos y gruesos y sus mejillas de piel rugosa y amarillenta parecían casi lampiñas excepto por unos escasos cabellos marillos que aparecían y se rizaban en parches irregulares; en algunos sitios la superficíe parecía extrañamente irregular, como si se estuviera pelando debido a alguna enfermedad cutánea. Sus manos eran grandes, con venas gruesas, y tenían un tono azul grisáceo muy poco usual. Los dedos eran extraordinariamente cortos en proporción al resto de la estructura y parecían tener tendendica a encorvarse hacia la enorme palma... [tenía] un paso tan peculiar como cojeante y sus pies eran inmensos.

La sombra sobre Innsmouth
H. P. Lovecraft


Retoños oscuros

En mitad de la carretera había algo negro, algo que no era un árbol. Algo grande, y negro, y viscoso, allí en cuclillas sin más, esperando con sus brazos viscosos retorciéndose y alargándose [...] Eso subió arrastrándose por la ladera [...] y era aquel ser negro de mis sueños -ese negro, viscoso, y gelatinoso ser arbóreo surgido de los bosques. Aquello subió arrastrándose y fluyendo sobre sus pezuñas y sus bocas y sus brazos serpentinos.

Cuaderno hallado en una casa abandonada
Robert Bloch


S'glhuo, habitantes de

No era humano. Era demasiado delgado y alto, con enormes ojos sin pupilas y la piel recubeirta de minúsculas escamas azules ondulantes. Los dedos no tenían huesos.

The Plain of Sound
Ramsey Campbell


Semilla estelar de Cthulhu

Todos Ellos yacen en moradas de piedra en la gran ciudad de R´lyeh, protegidos por los hechizos del omnipotente Cthulhu en espera del día de la gloriosa resurrección en que las estrellas y la Tierra les sean de nuevo favorables.

La llamada de Cthulhu
H. P. Lovecraft


Semilla informe

Los hombres de K´n-Yan encontraron seres vivos cuando descendieron hasta el gran abismo oscuro de N´Kai con sus grandes reflectores atómicos, unos seres vivos que rezumaban a lo largo de canales de piedra y que adoraban imágenes de ónice y basalto de Tsathoggua. Pero seres no eran batracios como el propio Tsathoggua, sino algo mucho peor. Eran grumos de limo que adquirían formas temporalmente para diversos propósitos. Los exploradores de K´n-Yan no se detuvieron a llevar a cabo observaciones detalladas, y aquellos que escaparon con vida sellaron el pasaje tras de í.

El túmulo
H. P. Lovecraft y Zealia Bishop


Seres rata

Los huesos de las pequeñas patas, según se rumorea, implican características más propias de los simios que de las ratas, mientras que el pequeño cráneo con amarillentos colmillos de aspecto feroz resulta de los más anómalo, ya que desde cierto ángulo parecía una monstruosa y degradada parodia en miniatura de un cráneo humano.

Los sueños de la casa de la bruja
H. P. Lovecraft


Servidores de los Otros Dioses

Criaturas semejantes a los sapos que parecían cambiar su forma y apariencia constantemente, y de los que emanaba, de alguna forma que soy incapaz de distinguir, un horrible ulular, una especie de sonido de flauta.

El que acecha en el umbral
H. P. Lovecraft


Shaggai, insectos de

Aunque volaron a una gran velocidad fui capaz, gracias al aumento de la percepción que causa el terror, pude vislumbrar más detalles de los que hubiera deseado. Aquellos enormes ojos sin párpados que miraban con odio en mi dirección, los tentáculos articulados que parecían retorcerse en cósmicos ritmos desde sus cabezas, las diez patas, cubiertas de tentáculos negros y brillantes, plegadas bajo sus pálidas panzas, y sus semicirculares alas nervadas cubiertas de escamas triangulares -nada de esto sirve para expresar el horror desgarrador de aquella forma que se precipitó en mi dirección. Ví las tres bocas de la criatura moverse húmedamente, y entonces ya la tenía sobre mí.

Los insectos de Shaggai
Ramsey Campbell


Shantaks

No eran ningún tipo de ave o mamífero conocido en la Tierra [...] ya que eran tan grandes como elefantes y tenían cabezas parecidas a las de los caballos [...] El pájaro shantak tiene escamas en lugar de plumas, unas escamas que resultan muy resbaladizas.

La onírica búsqueda de la desconocida Kadath
H. P. Lovecraft


Shiny, señor

Tenía las piernas aún más gruesas y el vientre más abultado... llevaba chaqueta y pantalones blancos de médico. Sus zapatos eran grandes, negros y provistos de ganchos ortopédicos... dio un último tirón y la hilera de lazos se abrió por compelto. Una gelatina púrpura viscosa empezó a salir de la parte delantera de su traje.

Fat Face
Michael Shea


Shoggoths

La pesadilla, una columna plástica de negra y fétida iridiscéncia que rezumó firmemente hacia adelante [...] Una deforme congestión de burbujas protoplasmáticas, vagamente luminosas, y con miríadas de ojos temporales formándose y deshaciéndose como pústulas de luz verdosa por toda la masa que llenaba el túnel, y avanzaba hacia nosotros aplastando a los frenéticos pingüinos y deslizándose sobre el reluciente suelo que aquel ser y los suyos habín mantenido tan maléficamente libre de toda suciedad. Aún nos llegó aquel extraño grito burlón -¡Tekeli-li! ¡Tekeli-li!-

En las montañas de la locura
H. P. Lovecraft


Shoggoths, señores de los

¡No te puedes imaginar el dominio de las formas que tienen los Señores de los Shoggoths! Su raza se ha hecho más pequeña desde el último encuentro de la raza humana con ella. ¡Y lo ágiles que son ahora! Son maestros supremos de la polimorfosis aunque lo que son, por encima de todo lo demás, es el Horror personificado.

Fat Face
Michael Shea


Shoggoths, proto-

En raras ocasiones ha murmurado cosas inconexas e irresponsables acerca de «el pozo negro», «el borde grabado», «los proto-shoggoths», etc.

En las montañas de la locura
H. P. Lovecraft


Shub-Niggurath, benditos de

Los seres vivos más reconocibles se dosciaban alarmantemente sin herida notable alguna, mientras que otros se componían de partes de diversa familiaridad, junto con partes que no parecían pertenecerles en absoluto.

The Moon-Lens
Rasey Campbell


Shugoran, hijos de

Recuerdo bien la piel que colgaba sobre el bar en el Club del Comercio en Singapur la cual, según la tradición, representaba la cría de esta fabulosa criatura: sus alas eran negras, como la piel de un hotentote.

Black Man with a Horn
T.E.D. Klein


Tcho-tchos

Los que nos atacaron [...] eran una horda de hombres de corta estatura, el más alto no superaba el metro veinte, y tenían unos ojos extraordinariamente pequeños situados en las profundas cuencas de unas cabezas algo cónicas y alopécicas. Estos [...] atacantes cayeron sobre la expedición y ya habían matado a hombres y animales con sus brillantes espadas antes de que los nuestros pudieran siquiera desenfundar sus armas.

El cubil del retoño estelar
August Derleth y Mark Schorer


Tsathoggua, hijos de

Oí dentro un horroroso sonido y después el ruido desagradable que produce una gran amsa gelatinosa al pasar a la fuerza a través de la ventana. Podría haber jurado que oí un débil batir de alas gigantescas... un légamo sucio e innombrable manchaba el alféizar de la ventana y en el centro de la habitación yacía [una víctima] con la cabeza aplastada y en los restos de la cabeza y de la cara la huella clara de una enorme pezuña.

The Thing on the Roof
Robert E. Howard


Tumba, manada de la

Fomras gelatinosas y horriblemente blancas se arrastraban por la escena hacia la parte delantera de la misma... y como en un sueñoí a estas horribles formas moverse sobre las estatuas más cercanas y cómo los perfiles de éstas se desdibujaban y después se empezaban a mover. Entonces, rápidamente, uno de estos teribles seres rodó y se arrastró hacia mí. Noté algo frío como el hielo rozar mi pantorrilla.

The Church in High Street
Ramsey Campbell


Ubb

El padre de los gusanos... el inmortal y putrescente Ubb, líder y progenitor de los terribles Yuggya, los que excavan en las profundidades, los terribles y prehumanos servidores de [Ythogtha] quienes se agitan y reptan en los légamos que se encuentran a sus pies.

Out of the Ages
Lin Carter


Vagabundos dimensionales

La gigantesca y blasfema forma de aquella cosa, no del todo la de un simio ni tampoco la de un insecto, estaba arrastrándose en su dirección. La piel le colgaba suelta sobre el esqueleto, y su rudimentaria y arrugada cabeza de ojos moribundos se balanceaba de lado a lado como la de un borracho. Sus uñas estaban extendidas desde las garras abiertas, y el cuerpo entero estaba tenso de una malevolencia asesina a pesar de su falta total de expresividad facial.

Horror en el museo
H. P. Lovecraft y Hazel Heald


Vampiros de fuego

Parecían miles de pequeños puntos de luz [...] ¡Los miles de puntos de luz eran seres vivos de llama! (Allá donde) tocaran, prendían fuego.

El morador de las tinieblas
August Derleth


Vampiros estelares

Comenzó a verse el tenue contorno de una presencia; el contorno de l cuerpo lleno de sangre de aquel inivisble habitante de las estrellas. Era de color rojo y estaba goteando; una inmensidad de gelatina pulsante y móvil. Una mancha escarlata con una miríada de troncos tentaculares que oscilaban y se agitaban. Había ventosas en los extremos de aquellos apéndices, y estas se abrían y cerraban con maléfica ansiedad [...] El Ser estaba hinchado y resultaba obsceno; un bulto acéfalo, sin cara y sin ojos, con las famélicas fauces y las titánicas garras de un monstruo llegado de las estrellas. La sangre humana de la que se había alimentado reveló el perfil oculto hasta entonces del comensal.

El vampiro estelar
Robert Bloch


Viajeros

De esta manera hemos habitado las redes cerebrales más densas de 300 razas, y hemos estado intrincadamente situados en su interior como la vid en su emparrado. Hemos mirado hacia fuera a través de muchas y variadas máscaras con ventanas como para lamentar nuestros propios sentidos vestigiales... es mejor deslizarnos como lo hacemos en el interior de seres vivos y dirigir todos sus miembros y órganos, memorias y poderes, llevarlos de forma tan estrecahmetne congruente con nuestra voluntad como un guante en la mano que lo llena.

The Autopsy
Michael Sea


Voormis

Sólo se erguían a medias y sus cabezas peludas las llevaban a la altura de sus muslos y caderas, ladrando y chasqueando los dientes como los perros; y le arañaron con uñas en forma de garras.

Las siete obligaciones
Clark Ashton Smith


Voors

Bultos agitados de masa blanqueadas y brillantes, cubiertos de légamo y pulposos como gusanos pútridos. Y sin embargo no eran gusanos, no. No con aquellas cabezas hinchadas e infantiles, aquellos miembros lampiños y abotargados... los embrionarios rostros carnosos que se hallaban sobre los cuerpos desnudos que se agitaban no mostraban el más mínimo vestigio de ojos, sino leves hinchazones carnosas, ranuras respiratorias y bocas húmedas mas parecidas a esfínteres.

The Secret in the Parchment
Lin Carter


Wendigos

No halló dificultad alguna en seguir las huellas los primeros kilómetros pero los pasos empezaron a alargarse hasta que finalmente asumieron proporciones que parecían absolutamente imposibles para caulquier animal ordinario, convirtiéndose en el equivalente a enormes saltos. Los pies que habían marcado hasta entonces la superficie de la nieve, ¡habían ahora aparentemente, abandonado el suelo!... El rostro era más animal que humano, con lso rasgos dibujados en proporciones erróneas y la piel floja y colgante.

El Wendigo
Algernon Blackwood


Xiclotl

Creo que estuve a punto de estrellarme contra un árbol de color girs metalizado [...] tenía alrededor de 4´80 metros de altura y unas ramas cilíndricas muy gruesas [...] los cilindros se dividían además en seis extensiones planas y circulares. Aquello podría haber sido una mera deformación natural, lo que esplicaría la extraña disposición circular de las ramas en torno al eje del tronoc; pero no pude imaginar ninguna explicación natural cuando las ramas que tenía más cerca se extendieron de repente en mi dirección, y en el extremo de lo que inicialmente había tomado por un tronco surgió un óvalo sin rasgos [...] un orificio abierto en lo alto.

Los insectos de Shaggai
Ramsey Campbell
Xo tl´mi-go

Vi con dificultad a la luz del farol los cráteres vacíos donde habían estado sus ojos, vacíos excepto por dos puntos rojos como pequeñas bombillas, y el anillo rojo abierto de su boca, como una ventosa de criatura submarina. El rostro era alienígena y frío, sin expresión humana, y sin embargo jurarí que sus ojos me miraban con completa malevolencia y que me reconocieron... luché para levantarme y noté... el contacto de miembros desnudos, piel suave y gomosa, manos que corrían sobre mí como estrellas de mar.

Children of the Kingdom
T.E.D. Klein


Y´golonac, hijos de

Y más allá del muro se halla Y´golonac, aquien sirven las figuras ciegas y harapientas de la oscuridad. Mucho ha dormido al otro lado del muro y aquellos que se arrastran sobre los ladrillos recorren su cuerpo sin saber que se trata de Y´golonac.

Cold Print
Ramsey Campbell


Yaddith, habitantes de

Montones de seres provistos de sarpas y probóscides... rugosos, parcialmente escamosos y curiosamente articulados de una forma parecida a los insectos, pero no sin un parecido caricaturesco al perfil humano.

A través de las Puertas de la Llave de Plata
H.P. Lovecraft y E. Hoffman Price


Yekub, habitantes de

Era un gusano o ciempiés color gris pálido, gigantesco, tan ancho como un hombre y dos veces más largo, con una cebza en forma de disco, aparentemente desprovista de ojos, y rodeada de cilios, provista de un orificio central color p&uacuterpura. Repatba sobre sus pares posteriores de patas, con su parte delantera erguida y las patas o por lo menos dos pares de ellas haciendo de brazos. A lo largo de su cresta espinal tenía un curioso peine púrpura y una cola en forma de abánico, provista de una membrana gris que remataba su grotesca masa. Habí un anillo de flexibles púas rojas alrededor de su cuello de cuyos movimientos procedían sonidos cliqueantes y ondulantes en forma de ritmos mediados y deliberados.

The Challenge from Beyond
H.P. Lovecraft, A.Merritt, Robert E. Howard, C.L. Moore y Frank Belnap Long


Yog-Sothoth, hijos de

Más grande que un granero... hecho todo él de cuerdas que se agitaban... el cuerpo en forma de un enorme huevo de gallina, con docenas de patas ccomo cabezas de gorrino que se cerraban a medias cuando caminaba... no tenía nada solido, todo era gelatinoso y hecho de montonesde cuerdas movedizas que se hubieran juntado... grandes ojos saltones por todas partes, grandes como tubos de estufa y todos ellos abriéndose y cerrándose y moviéndose... todo él gris, con una especie de anillos púrpuras o azules... y ¡Dios mío! ¡ese rostro de arriba!

El Horror de Dunwich
H. P. Lovecraft


Yuggs

Refería... una historia entrecortada y de pesadilla sobre una flota de barcos de pesca tripulados por nativos de Ponape que fue sorprendida por una espesa niebla lejos de la isla y atacada por monstruosos y horribles caracoles de mar, hinchados hasta proporciones fantásticas, que en algunos casos se arrastraban hasta los botes, cogiendo a los pescadores con la boca y arrastrándoles por la borda.

Out of the Ages
Lin Carter


Zoth Syra

Y reinando junto a la indescriptible maléfica belleza, Zoth Shyra, fue consciente de un murmullo incesante de voces incansables que emitían la canción de su reina en ecos silbantes.

El engendro del abismo verde
C. Hall Thompson


Zy´tl Q´ae

Entonces tuvo lugar un chapoteo en esa oscuridad, y un capullo enorme y húmedo, de color púrpura salió de la misma, con sus pétalos abriéndose y cerrándose hambrientos. Pero la mayor aniormalidad del ser que salió chapoteando del pozo fueron sus tentáculos verdes, en cuya punta habí muchas manos con dedos de impía belleza, que alargaba ávidamente hacia el punto por el que se arrojaban los sacrificios.

Los insectos de Shaggai
Ramsey Campbell