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Pasajeros en Tránsito
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Sigilos Víricos

Sigilos Víricos

SIGILOS VÍRICOS

Los sigilos víricos también conocidos como marca o logo no son una innovación reciente (ver “Cristiandad”, “los Nazis” y cualquier bandera de cualquier nación) pero se han convertido en un ineludible fenómeno mundial en los últimos años. Es fácil ver al movimiento Nazi como el momento final del pensamiento Imperial; los brutales visionarios todavía pensaban que la dominación mundial significa saltar sobre el “enemigo” y tomar su estado real. Si solo hubieran tenido el alcance para ver que la dominación mundial no tiene nada que ver con la bulla y mucho que ver con los medios habrían anticipado los métodos encubiertamente violentos de las corporaciones y los hubieran combinado con su indudable sentido del diseño; los artistas renegados que maquinaron el Tercer Reich pudieron haber creado la primera supemarca global del siglo XX y perdonado la vida de muchos potenciales consumidores. Los Arcos Dorados de MacDonald’s, El murmullo de Nike y el autógrafo de Virgin son todos sigilos víricos corporativos.

Los sigilos corporativos son súper-replicantes. Atacan el espacio imaginativo no-marcado. Invaden la Plaza Roja, infestan las serpenteantes calles del Tíbet, se graban a si mismos en estilos de peinado. Se replican a lo largo de la ropa, convirtiendo a la gente en vallas publicitarias. Son una poderosa innovación en la historia de la magia de los sigilos, que data del primer bisonte dibujado en la primera pared de una cueva.

El logo o marca, como cualquier sigilo, es una condensación, una invocación comprimida, simbólica del mundo del deseo el cual la corporación intenta representar. El logo es el único signo visible de la inteligencia corporativa detrás de él. Walt Disney murió hace tiempo pero su sigilo, esa firma familiar, caricaturizada, persiste, arrastrando su vasta carga de contenidos, asociaciones, nostalgia y significado. La gente nace y crece para convertirse en ejecutivos Disney, utilizando la jerga y el credo de una entidad viviente corporativa. Walt Disney, el hombre, está muerto hace tiempo y congelado (o eso dicen las leyendas urbanas) pero Disney, el inmenso, invisible egregor corporativo persiste.

Las entidades corporativas valen la pena ser estudiadas y pueden enseñar al mago observador mucho sobre lo que realmente significa cuando usamos la palabra “magia”. Ellas y otras especie de fantasmas gobiernan el mundo del joven siglo XXI. Piensa un buen rato sobre porqué el espíritu de Coca-Cola es más fuerte que el de Dr.Pepper (¿que complejo de ideas, deseos y deficiencias el logo de Coca-Cola ha logrado condensar en dos palabras, dos colores, llevando el concepto de 1984 de Orwell de la Neo-lengua a su conclusión lógica?). Mira los hábitos de los grandes predadores corporativos del mundo como Fox, Microsoft, o AOL Time Warner. Sigue sus movimientos a lo largo del tiempo, observa sus hábitos alimenticios y métodos predatorios, monitora sus comportamientos repetitivos y nota como reaccionan ante el cambio y la novedad. Aprende como imitarlos, roba sus estrategias exitosas y úsalas para ti mismo. Forma tu propia compañía limitada o corporación; es realmente fácil hacerlo con algo de papeleo y una pequeña cantidad de dinero. Crea tu propia marca, tu propio logo y mira como de rápido puedes extenderla y como de rápido puedes interactuar con otras entidades corporativas.

Construye tu propio dios y suéltalo.

 

fuente: magia pop de  Grant Morrisson